Fecha: Desde el 15/12/2022 hasta el 05/02/2023
Horario: De martes a sábado, 9.30-15.00 h., excepto el jueves: 9.30-19.00 h.; y domingos y festivos, 10.00-15.00 h.
Sede: MUSEO DE AMÉRICA
Lugar: Madrid (MADRID)
Categoría: Otras
Institución organizadora: Museo de América
Como todos los años, el Museo de América celebra la Navidad, entre otras actividades, con la exposición de su único y especial belén quiteño, por su procedencia e historia. Este belén fue fabricado durante el siglo XVIII por un taller de la entonces audiencia de Quito, en el actual Ecuador, y muestra las tradicionales escenas del nacimiento de Jesús en un estilo único y particular, pues las imágenes reproducen los estilos, vestimentas y utensilios propios del virreinato del Perú.
Nos encontramos ante uno de los belenes más especiales de Madrid. Se trata de uno de los tres belenes quiteños que hay en la capital; siendo este el más grande y completo. Los otros dos se encuentran en el Convento de Las Carboneras y en la Catedral de la Almudena, pero se componen básicamente del Misterio.
Para empezar a hablar de este Belén debemos contar en primer lugar cómo sería esta tipología de belenes quiteños porque, como veis, difiere un poco de la que estamos acostumbrados a ver. Los nacimientos quiteños derivan conceptual y materialmente de los belenes españoles; los cuales nacen en el siglo XVI al abrigo de los monasterios femeninos, extendiéndose ya a finales de este mismo siglo a hogares de la nobleza. Es el caso del VII duque de Medina Sidonia que en 1576 encargó un belén para la capilla de su palacio en Sanlúcar de Barrameda junto con el que se instaló un mueble litúrgico para que albergara esas esculturas de bulto redondo; hoy nada se conserva de él, pero sabemos que constaba de 22 figuras a las que se le fueron añadiendo otras más secundarias con el tiempo. Debemos tener en cuenta, que estas esculturas fueron en su momento más grandes y estaban más relacionadas con el culto de lo que lo están hoy en día, las cuales hemos adaptado tanto a los usos como a los espacios que habitamos.
Volviendo al desarrollo de los belenes españoles, en el siglo XVII ya estaban perfectamente extendidos como demuestra el encargo que le hizo el duque del Infantado a la famosa escultora Luisa Roldán, más conocida como la Roldana, que consistía en un Belén con 149 figuras para el convento del Rosal de Priego. Esta elevada cifra lo que nos revela es que el belenismo estaba completamente desarrollado y asentado en nuestro país tanto en el ámbito religioso como en el civil. Por tanto, este sería el poso cultural que se trasladaría a la Real Audiencia de Quito, donde se iniciaría una nueva tipología de Belén inspirado en algunos de los elementos que se daban en el arte que provenía de Europa, a los cuales se les añadirían elementos propios.
En cuanto a la configuración de ese belén quiteño podemos decir que incorporan, por ejemplo, varias figuras de la Virgen y San José, puesto que no solo los colocan en el pesebre, sino que relatan gran parte de su historia desde la Anunciación, la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel, el Sueño de José; todo evidentemente con un motivo doctrinal. Además, a estas se suman algunos otros personajes del Antiguo Testamento como Adán y Eva y del Nuevo Testamento como María Magdalena. Lo interesante, por otro lado, de estos belenes es que se representan a las diferentes figuras a imagen y semejanza de los tipos y costumbres virreinales, cometiendo así un anacronismo. Reflejaban en estas figuras la riqueza social, étnica y racial de esa sociedad quiteña representando desde las costumbres indígenas hasta las criollas, pasando por las mestizas. Hoy esas figuras no solo nos hablan de historia de la religión, sino que suponen un reflejo interesantísimo de la sociedad quiteña del momento acercándonos a ella y ayudándonos a conocerla. Son casi como un muestrario en forma de pequeñas esculturas de los oficios, de costumbres locales y del ambiente popular, pues se introducen unas figuras secundarias que representan esos “tipos populares” interpretados con gracia e incluso con cierta dosis de ironía. Figuras que, además, se cambiaban todos los años, permitiendo una actualización de estos tipos mal llamados profanos. Esto, por otro lado, simboliza que el niño Jesús pudo nacer en cualquier lado porque vino por y para todos los hombres, lo importante es el mensaje religioso en sí y no su rigor histórico o, más bien, geográfico. Se trata de una representación simbólica más que historicista, hecho que hoy podemos ver un poco extraño por ese poso que hay en nosotros de la Ilustración y esa llegada de la razón donde lo importante era el rigor de la veracidad histórica.
El belén quiteño del Museo de América se inserta en un arte propio del siglo XVIII, siendo una de las manifestaciones más representativas del estilo barroco, puesto que lo que son en realidad estos belenes son un conjunto de esculturas de bulto redondo en pequeño formato; hecho que hemos olvidado por ser esta una práctica y una tradición que ha llegado hasta nuestros días de manera un tanto diferente y adaptada nuestro tiempo. Es algo que debemos tener en cuenta a la hora de contemplar cualquier belén histórico, debemos entenderlo como una manifestación artística configurada por piezas realizadas por los mejores escultores y propias de esas grandes élites que podían permitírselo: en un primer momento la Iglesia, por surgir de sus prácticas piadosas; y, también, de la alta sociedad que empezó a introducirlos en sus casas.
El belén, distribuido en cuatro vitrinas, está formado por esculturas en madera que se tratan de la misma forma que la imaginería sevillana y gaditana; maridándola con una policromía brillante y un derroche de oro propios del arte castellano. Estas almas de madera se cubren con gruesas capas de yeso encolado que se lustra para crear esos brillos refulgentes, esenciales, sobre todo, en las carnaciones. Un matiz muy especial que hizo que las piezas se popularizaran y se exportaran desde los talleres quiteños a toda América. En cuanto a los motivos de la vestimenta, vemos que copian, en una versión más pequeña, los elementos vegetales y los adornos de las tallas procesionales.
La visita al belén está incluida en el acceso general al Museo de América.
Hay VISITAS GUIADAS gratuitas al belén el 20, 21, 27 y 28 de diciembre y el 3, 4, 10 y 18 de enero a las 11.00 horas. Para asistir, dada la limitación del afoto, hay que reservar las entradas en el correo electrónico mediacioncultural.america@cultura.gob.es
Más información: www.culturaydeporte.gob.es/museodeamerica/exposiciones/exposiciones-temporales/2022-belen.html
Habrá visitas guiadas gratuitas el 20, 21, 27 y 28 de diciembre y 3 y 4 de enero, a las 11.00 horas; hay que reservar las plazas en el correo electrónico mediacioncultural.america@cultura.gob.es
La visita al belén va incluida en la entrada general al museo.
Etiquetas: navidad, belén Exportar:
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